Y nos gustó el tragaldabas. Aquí tenéis nuestras interpretaciones:
Y puedes leer el cuento aquí:
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Una abuela que habitaba un viejo caserón era visitada con mucha frecuencia por sus tres nietas, a las que solía preparar rebanadas de pan con miel por ser su dulce preferido, al tiempo que procuraba enseñarlas los quehaceres de la casa, para que supieran cumplir con sus obligaciones domésticas cuando fueran mayores. Pero el olor de la miel que la abuela almacenaba en jarras de barro preservadas en la bodega había sido percibido por el Tragaldabas, que recorría aquel territorio arrasando almacenes y graneros, pues su apetito era insaciable, con especial debilidad precisamente por la miel más dulce, por lo que asiduamente penetraba en la bodega de aquella casa para tragar todo lo que encontraba a mano.
En cierta ocasión la abuela mandó a su nieta mayor coser una camisa, a la mediana planchar unos manteles y a la más pequeña barrer la casa, indicándoles que a medida que terminaran la tarea podían bajar a la bodega y recoger su ración de pan con miel. Cuando terminó la primera, recogió las agujas e hilos y bajó por las oscuras escaleras hasta la fría bodega, tan sólo iluminada por la luz tenue de algunos candiles. Cuando abrió la puerta escuchó una voz seca: — Niña, niña, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Pero viendo la niña las dulces rebanadas preparadas sobre la mesa no hizo caso y cruzó la puerta, siendo tragada al momento.
Cuando terminó de planchar la segunda, entregó la plancha a su abuela, que le dijo:
— Muy bien, ahora puedes bajar a la bodega a por el pan con miel y dices a tu hermana que suba.
Cuando llegó a la puerta, que estaba abierta, escuchó la voz:
— Niña, niña, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Pero al ver todas las rebanadas en la mesa tampoco hizo caso y fue tragada nada más entrar.
Cuando terminó de barrer la más pequeña entregó a su abuela la escoba, que al tiempo que la guardaba en un armario le indicó:
— Así me gusta, ahora bajas a la bodega y les dices a tus hermanas que suban, porque allí hace mucho frío, si no, tendré que subirlas de las orejas. Cuando llegó a la puerta también escuchó:
— Niña, niña, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Pero temiendo el enfado de su abuela cruzó la puerta en busca de sus hermanas y también fue tragada.
Intrigada la abuela por la tardanza, decidió bajar a buscarles, pero al llegar a la puerta escuchó una voz que salía de la penumbra: — Abuela, abuela, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Asustada al reconocer al voraz y temido personaje, subió deprisa las escaleras y salió a calle sentándose a llorar a la puerta de la casa. En ese momento pasaba un aceitero que le preguntó:
— Abuela, ¿ por qué llora tanto?
— Porque se ha colado el Tragaldabas en la bodega y se ha tragado a mis nietas.
— No se preocupe abuela —dijo el aceitero—, que bajo a la bodega, le doy la aceitera y vomitará a sus nietas. La abuela bajó detrás del aceitero y de nuevo se oyó la voz del Tragaldabas:
— Aceitero, aceitero, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Nada más cruzar la puerta se abalanzó el Tragaldabas y se lo tragó. La abuela volvió a subir las escaleras casi volando y de nuevo se sentó pesarosa a la puerta. Al poco rato, llegó un pimentonero con su carga a lomos de una mula, que al verla le preguntó: — Abuela, ¿por qué llora tanto?
— Porque se ha colado el Tragaldabas en la bodega y se ha tragado a mis nietas y a un aceitero. — No se apure señora —dijo el pimentonero— que ahora bajo yo y le espolvoreo pimentón para que estornude y saldrán todos cantando. De nuevo bajó la abuela detrás del pimentonero, que intentaba vislumbrar algo en la oscuridad. De nuevo se escuchó la voz:
— Pimentonero, pimentonero, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Pero al cruzar la puerta, con el pimentón en la mano, fue tragado por el Tragaldabas. La abuela subió como un rayo y al salir llorando a la calle se encontró que pasaba una pareja de guardias civiles de largos bigotes, que le preguntaron:
— Abuela, ¿por qué llora tanto?
— Porque se ha colado el Tragaldabas en la bodega y se ha tragado a mis nietas, a un aceitero y a un pimentonero.
— No se apure señora —dijeron— que ahora bajamos, le disparamos con nuestros fusiles y saldrán todos cantando. Bajaron los guardias con la abuela detrás y nada más llegar a la puerta escucharon:
— Pareja de guardias, no paséis de acá, que soy el Tragaldabas y os voy a tragar. Apenas habían cruzado la puerta el Tragaldabas ya se los había tragado. La abuela volvió a subir corriendo ya sin fuerzas. Cuando estaba en la calle, llorando mucho más fuerte que otras veces, vio a un hormiga a la que casi una lágrima le cayó encima. La hormiga preguntó:
— Abuela, ¿por qué llora tanto?
— Porque se ha colado el Tragaldabas en la bodega y se ha tragado a mis nietas, a un aceitero, un pimentonero y dos guardias civiles. La hormiga se rascó la cabeza y le dijo a la abuela:
— ¿Qué me da usted si consigo que el Tragaldabas expulse a sus tres nietas, al aceitero, al pimentonero y a la pareja de guardias civiles?
— Te daría una fanega de trigo –contestó la abuela.
— Con tanto no puedo — dijo la hormiga.
— Pues te daría un puñado de trigo –replicó la abuela.
— Sigue siendo mucho peso para mí — contestó la hormiga. — ¿Que te parecen cinco granitos de trigo? —propuso la abuela.
— Imposible, es mucho peso — respondió la hormiga.
— Entonces te daría sólo un granito de trigo –dijo la abuela pesarosa.
— ¡Eso me parece muy bien! — gritó la hormiga, al tiempo que comenzó a bajar hacia la bodega. Al llegar a la puerta escuchó:
— Hormiguita, hormiguita, no pases de acá, que soy el Tragaldabas y te voy a tragar.
Cuando el Tragaldabas se abalanzó sobre ella no pudo agarrarla con sus enormes manazas y la hormiga se le subió hasta el culo al tiempo que cantaba:
— ¡Soy una hormiguita de este pedregal, te muerdo en el culo y te hago bailar!
Cuando le mordió, el Tragaldabas comenzó a agitarse como si estuviera bailando y salieron todos cantando. El Tragaldabas salió de la bodega corriendo y dando gritos de pavor y cada uno se fue a su casa."
And we liked tragaldabas. Here you can see our pictures and "El Tragaldabas" tale